El temido primer día de vacaciones

Escuché que mi padre ya se había ido y poco después África había abierto el armario y me había sacado de ahí. Éso empezaba a ser algo agobiante y con la oscuridad me daba algo de cosilla, menos mal que había salido ya de ahí...

- Gracias tata - dije con una sonrisa.

Ahora solo quedaba esperar un rato más a que mis padres se olvidaran de todo lo sucedido y ya está, todo solucionado.

Carmen se puso pesaba y la dejé en el suelo con cuidado, en el piso de arriba estaría medianamente controlada. Lleva cuidado con las escaleras, hija- avisé a la pequeña y me encaminé hacia el piso de abajo para buscar a aquel pequeño demonio de ojos saltones y risa traviesa.

¿Dónde estará esa endemoniada niña? ¡¡ARIADNA!!- grité enfurecido, y resonó hasta en el último rincón de la casa.

Suspiré ante el comentario de Leo- Bueno Leo no quiero que te quedes de brazos cruzados, ahora son vacaciones pero cuando empiecen las clases otra vez... no sé habrá que pensar que hacer...- parecía que Leo estaba medio controlado. Iba a decirle a África que si necesitaba ayuda con al habitación cuando oí a Miguel gritar abajo. Bajé y le agarré del brazo
-¿Qué pasa cariño? ¿No encuentras a Ari? ¿Y dónde esta Meer?

- Shí, api.-dije y solté una risita. Seguro que Ariadna estaba escondida en el cuarto de África, por lo que me dispuse a ir hacia allí, pero me detuve al pasar ante la puerta de Leo. Me llevé un dedo a la boca y me acerqué. Llevé mi mano al pomo pero la puerta no se abrió. Puse morros y los brazos en jarras.- Eada.-me quejé y continué caminando hacia la habitación de África. Me paré frente a la puerta y toqué con la palma de la mano para que me oyera.

- ¿Y ahora qué piensas hacer? Tarde o temprano te encontrarán y seguramente papá y mamá se enfaden más entonces. -Advertí y miré hacia la puerta cuando ésta sonó. Miré a Ari y anduve hacia la puerta. La abrí un poco para que no se viese el resto de la habitación y comprobé que se trataba de Carmen. La cogí en brazos y la metí conmigo dentro de la habitación. Aquello parecía ya un campo de concentración de niños pequeños.- ¿Qué quieres, Carmen? -Le pregunté, pero no era un comentario borde.

Daba por finalizada la conversación con mi madre.Cómo no tenía mucho que hacer,bueno,practicamente no tenía nada que hacer,fuí hasta la habitación de mi hermana y druga,donde ví también a las garrapatas.Cerré la puerta y me apoyé en esta,cruzado de brazos y con una sonrisa que escondía muucha maldad.Me quedé mirando a la garrapata mayor,es decir,Ariadna.

- Anda...La gamberra está aquí...Quizá deba avisar a Miguito-Esa era una de las maneras de llamarle a mi padre.

Claro está esto no lo hacía sólo por diversión.Sabía que ultimamente las garrapatas estaban intentando forcejear mi puerta más de lo normal,y no me agradaba nada que me volvieran a romper cosas,así que...vendería mi silencio por que ellas me dejaran en paz.Me sentía una especie de mafioso,pero barriobajero.

Mandé una mirada asesina a Leo y posteriormente le enseñé el dedo de faltar al respeto, como él hacía muchas veces.
Después me encogí de hombros, mis padres me iban a pillar de todas las maneras así que...
Sabía que Leo quería hacer un "trato" pero yo no dejaría de romperle las cosas con ayuda de mi hermana, eso ni de coña.

Miré a África y a Carmen una vez más y después salí de la habitación, a veces era mejor entregarme yo sola antes de que Leo quedara como "el bueno" o quisiera hacer tratos.

- ¡Papá! - grité - ¡¿Por qué me llamas?! - pregunté aunque en el fondo sabía que me iba a echar bronca.

Aun no le había visto y ya miraba al suelo para prepararme.

Finalmente la renacuaja se entregó, como muchas otras veces, me quedé en el salón, sentado en el sillón de ver la tele, mirando hacia las escaleras esperando a que bajase.

Baja al salón inmediatamente hija- dije en tono normal, estaba cabreado pero me controlé esa vez.

Miguel se sentó y yo me quedé de pie. No iba a meter baza, Miguel sabía como regañar a los niños, pero em quedaba ahí por si había algún problema de más. Ariadna se entregó solita ý a mí em empezó a entrar ese maldito espíritu sobreprotector con msi hijos que remordía cuando les regañaba pero em controlé y esperé

- Queo tar con osotra. Abía que a tata taba quí-le respondí a mi hermana mayor. Entonces llegó Leo a la habitación y dijo algo que no me gustó. Puse morros y los brazos en jarras. Si África no me hubiese tenido cogida en brazos habría ido a darle otra patada a Leo. Ariadna se enfadó y se fue corriendo.- ¡Oplón iyota!-lo insulté y luego le saqué la lengua con el ceño fruncido.

Ariadna decidió bajar a la aventura para recibir la bronca de nuestros dos padres, supuse que para joder un poco a Leo, y Carmen comenzó a hacer una pequeña revolución en mis brazos, insultando a Leo y provocando que yo me pusiese a reírme.

- Eres bien cabrón cuando quieres. -Le dije.- Pero ya verás cuando nuestras hermanas aprendan a hacer cabronadas más grandes, quizás te jodan bien. -No era una amenaza sino una advertencia.

Ese trozo de carne con pelo se escapó,pero no iría detrás de ella,no se merecía que gastase tiempo en atraparla. Escuché a la otra garrapata balbuceando algo que parecía un insulto,así que a la mínima mostré mi fabuloso dedo corazón izquierdo ante ella, para después dejarla sumida en mi total ignorancia y escuchar a la zanahoria. Sonreí y solté una carcajada muda.

- Para cuando eso ocurra,yo ya me habré ido bien lejos. Tan lejos que ni yo sabré donde estaré.

Y tanto... Aquí sólo podía estar tranquilo si ponía una puerta de titanio con 60 candados,protegida por contraseña y 20 bulldogs custodiandola...además de un panal de abejas en un rinconcito de la puerta.

Bajé las escaleras lentamente, casi con pesar.
A los dos escalones bajados tragué saliva y me hice una ligera idea de lo que me dirían.
Pero... dejar la bañera abierta era algo normal... ¿No?... eso le podía pasar a cualquiera, yo solo quería bañarme y se me olvidó... yo no quería que pasara eso...

Con la tontería de ir pensando bajé el último escalón y me acerqué a mis padres. Me llevé mis manos atrás y las uní detrás de mi espalda mientras bajaba un poco la cabeza.

- Fue sin querer - dije antes de que dijeran nada. Tal vez decir eso ablandaba un poco las cosas...

Finalmente bajó, se le veía arrepentida, sabía la que le esperaba y yo llevaba un día horrible. No quería que lo pagara ella.

¿Te das cuenta de lo que has hecho? No puedes ir haciendo esa clase de trastadas, ya eres una mujercita con cabeza y tu hermana te imita en todo...así que te pido que te empieces a portar bien, bastante tenemos ya con lo que tenemos ¿ me has entendido jovencita?

Vi como no decía nada, solo me miraba fijamente- Ahora vete a tu cuarto hasta la hora de comer y piensa en lo que has hecho...

Verdaderamente para esas cosas Miguel tenía mucha mas enterza que yo porque al ver así a Ari me dieron ganas de abrazarla y consolarla así que decidí que sería mejro quedarme callada y no decir nada. Cuando la mandó para la habitación me acerqué a Miguel y le abracé

¿Y a ti que te ha pasado? ¿Por qué has vuelto tan pronto?

No escuché la conversación que tuvieron papá y mamá con la tata Ariadna, pero poco después la vi pasar por la puerta.

- Tata, tata.-la llamé con pena mientras extendía los brazos hacia el lugar por el que ella había pasado, quería ir con ella.