El temido primer día de vacaciones

¡Trae que lo rompes!- dije quitándole el biberón a Carmen- Que éste es veterano, era de África- dije recordando cuando se lo compré. Lo dejé en el fregadero. Luego cogí una tostada y le quite la esquina de arriba dándosela a la pequeña. La dejé en suelo y me agaché ante el cajón de la fruta, cogí una naranja y se la lancé a Leo y luego le deje un cuchillo- cuidado no te cortes- ya era mayorcito pero no me quitaba la manía- ¿Y qué haces con manga larga? ¿tú sabes el calor que hace? te vas a asar

Le puse morros a mi hermana, ¡Yo quería una tostada! Por suerte mami me dio una para mí solita, eso sí era un buen desayuno y no el potingue que mamá llamaba papilla.

Me puse más feliz aún cuando mamá me cogió en brazos y me bajó al suelo, ahora tocaba el despertar matutino. Aproveché que mi hermano estaba medio sobado y me acerqué a él.

- ¡Epabila!-chillé y le di una patada bien fuerte en el tobillo. Sonreí como una cabrona y me fui corriendo a donde estaba mamá mientras seguía mirando a Leo con la misma sonrisa en la cara.

Volví a quedarme en silencio mientras observaba a mi hermano con una ceja alzada. Yo sabía lo que él escondía bajo esa manga larga, nosotros nos lo contábamos todo. Sonreí a medias mientras comía. No era difícil evadir ese tipo de quejas de las madres, pero la situación era divertida e interesante.
Observé cómo Carmen le asestaba una parada a Leo en el tobillo y me reí.

- Pequeña cabrona... -Negué con la cabeza mientras seguía riéndome.

Cuando mi madre dijo lo de la manga suspiré de nuevo.No me había inventado ninguna excusa todavía para lo del brazo,pero sabía improvisar bien.

- Pues por...-Dejé de hablar cuando ví a la pequeña zorra tomando impulso con su pié,pero no me dió tiempo a apartarme y me llevé una patada en el tobillo.Dí un grito ahogado.

Me levanté enseguida y fuí hasta la mañaca.La cogí en brazos y enseguida la puse bocabajo,cogiendola de las piernas.

- Me cago en tu vida pedazo de mañaca.Un dia te tragarás el suelo o te tiraré a los perros.

La llevé aún cogida de los pies hasta la trona y la puse cual estaba,bocabajo.Después volví a mi silla haciendo cómo si me limpiara las manos.Una vez sentado le di un trago al café,aún con cara de mala leche y empecé a pelar la naranja.

¡Leo que la matas!- dije corriendo a sacar a la niña la senté en mis rodillas- que es pequeña hombre... y tú- dije mirándola- eso no se hace Carmen- volvía colocarla en la trona esta vez bien sentada y la até- ahora te quedas ahí quietecita, y que no te oiga gritar- me volví a sentar y me froté los ojos.

A ver si te controlas hijo, que tienes 18 años y ella 2... ya te vale hombre ya te vale... y no digas esas cosas que la asustas...- tenía pensado antes preguntarle por las notas y que a que hora había llegado, pero pensándolo mejor, otro momento sería mas apropiado. Le pegué un sorbo al cafe y suspiré... dos meses de vacaciones Dios mío...

Vale, me había cogido y no me gustaban nada las alturas si estaba cabeza abajo.

- ¡Ay, ay, ay, ay! ¡Bicho!-chillé moviendo los brazos. Y luego me dolía la cabeza al estar contra la trona.- ¡Ay...!-empecé a llorar. Mamá me levantó de allí pero luego me volvió a sentar.- ¡No! ¡Quero bajá, la mesa, la mesa! ¡Quero comé en la mesa gande! ¡Po favó, ami, po favó!-sollocé chillando.

Me puse el café mientras observaba la escena y me reía por lo bajo. Empezaban bien las vacaciones, sí...
Cogí dos cucharadas grandes de azúcar y las eché en mi café. Odiaba el sabor amargo del café, por eso le echaba todo el dulce que podía.

- Carmen, estate tranquilita un rato, que parece que te has bebido una litrona de café. -Comenté con toda la tranquilidad del mundo.- Y tú, Leo, tío, no te pases tanto con ella...

Dejé la naranja a medio pelar y continué con el café.Por la escena recien montada mi madre se había olvidado de lo de la camisa.

- Sólo le he dado un escarmiento.Nisiquiera le he pegado,así que dejad de quejaros y disfrutad del desayuno,que no son ni las nueve.-Aquello me había salido con tono de padre.¿Serían los 18 años? Qué autoritario sonaba,mooola...

Continué con el despelleje de la naranja hasta que termine de cortarla,dejando la piel en forma de espiral/muelle.Partí la naranja por la mitad y eché azucar encima de una,que luego me llevé entera a la boca.Esto no haria más que abrirme el apetito

Preferí no discutir las palabras de Leo, pero ahora tenía más fuerzas- ¡Cállate Carmen! o te meto en el carrito y te encierro en la habitación, tu verás- sabía que eso era lo peor que le podía decir. Me puse a recoger un poco la mesa y me puse a fregar- ...Ah, ahora que vais a tener tiempo libre quiero limpieza de habitaciones ¿estamos? así que poneos las pilas

Dejé de chillar y cerré la boca, aunque seguí sollozando por lo bajito. ¿Y ahora qué hacía yo? Ni siquiera tenía nada que lanzarle a mi hermano, quizás... Un zapato... No, no tenía ganas de hacer eso.

Pero me aburría estar allí. Apoyé el codo en la mesita y la cabeza en la mano mientras me seguía comiendo mi tostada. Entonces oí algo que me sacaría del aburrimiento. ¡Oh, limpieza!

- Io tayudo, Áfica.-dije y empecé a tamborilear en la mesita.-¡Impeza, impeza!

Juraría que se me había caído un yunque de mil millones de toneladas encima cuando mi madre dijo que había que hacer limpieza de habitaciones.
Dios mío, ¡noooooooo! Esto no podía ser real... no después de haber tenido una noche tan perfecta. No, definitivamente no.
Miré a Carmen, que estaba emocionadísima por el hecho de hacer limpieza de habitaciones.

- No... Carmen, cuando tengas mi edad, odiarás estas palabras... Limpieza-de-habitaciones. -Gesticulé mucho y vocalicé mucho también.

Bueno, al menos podría ponerme música mientras recogía y limpiaba la habitación.
Me bebí el café tranquilamente y de vez en cuando le daba un bocado a la tostada que me había preparado.

Me habría atragantado con la naranja al escuchar esas horribles palabras,pero por suerte mi habitación sólo necesitaba la cama hecha para estar limpia.Pues siempre la ordenaba por si me conseguía llevar una chica a casa...Tragué y cogí aire.

- Que la mañaca no entre a mi habitación,que ya está ordenada.Lo hice antes para darte una alegría-Mentí.- Para que veas que se tratarte bien,Catalina.

Los cigarros y los condones estaban bajo llave,bien.El canal porno tenía la contraseña puesta y no había nada más que esconder,ya que las cervezas estaban en la nevera y a mi alcance.Respiré tranquilo y continué con el café.

Eso ya lo veremos... y si no tienes nada que hacer... pues te doy a elegir, o te quedas cuidando de tu hermana mientras yo voy a quitarme esto- dije señalando mi camiseta y mi panatalón machados de papilla- o te vas cortar el césped- miré a África- vostros vereís como os repartís

Di golpes en la mesita de la trona. Un día me la iba a cargar, y ese día sería muy feliz.

- ¡Yo quero ayudate! ¡Yo quero! ¡O ezcuchate tocá!-chillé. Sí, eso parecía más divertido.- ¡Quero ezcuchate tocá!

Miré a mi hermano. Jo, mira que era alto, parecía una jirafa. Le saqué un dedo como le había visto hacer precisamente a él en alguna ocasión.

- Oma deo, bicho.-le dije con tono perretudo.

Me había quedado dormida otra vez en la cama de África, había escuchado muchos ruidos, gritos y de todo así que no había sido un sueño demasiado profundo. Por eso me había puesto los cascos de mi hermana para escuchar música.
Al cabo de un rato me levanté de la cama y caminé al baño.
Me lavé la cara y me peiné yo solita, mamá tendría que alegrarse.

- Hace calor... - dije pensando para mí. Abrí el grifo de la bañera - después vuelvo, tranquila, tú ve echando agua - le dije a la bañera.

Bajé las escaleras dando saltitos y tarareando la canción que había escuchado antes con los cascos de África.
Llegué a la cocina, ya todos habían desayunado.
Cogí un taburete y me puse de pie sobre él para abrir la nevera y sacar un trozo de sandía, la puse en el mármol.
Cogí un cuchillo, uno cualquiera que fuera eficiente.

- Dios... qué gande es ésto - dije con un cuchillo en la mano y empecé a cortar como pude la sandía mientras seguía tarareando.

- Yo ya tengo suficiente con mi habitación, mamá. -Me quejé.- Además, recuerda lo que sucedió la última vez que intenté cortar el césped. -Sí señor, unas preciosas señoras calvas que dejé, casi me cargo hasta el suelo con la maldita máquina de cortar el césped. Esa mierda hacía lo que le daba la gana.

Escuché unos saltitos y una vocecilla tarareando una canción que reconocía perfectamente. Se trataba de Ariadna, que bajaba las escaleras tarareando... DOMINATED LOVE SLAVE!?
Dios mío... en ese momento me alegré de que Ariadna no supiese casi nada de inglés... pero ahora con la tontería me habían entrado ganas de escuchar esa canción.
Miré cómo intentaba cortarse una rodaja de sandía y decidí levantarme de la silla tras darle el último sorbo al café. Me puse detrás de ella y le cogí la mano donde tenía el cuchillo.

- Ey, ey, ey... cuidado, que esto corta mucho. -Le advertí con el agradable tono de voz que ponía cuando hablaba con ella.- Espera, que te lo corto yo. -Ofrecí y comencé a cortar la sandía. Joder, nunca me había costado tanto cortar una maldita rodaja, ¿sería porque estaba medio dormida aún?

Conseguí cortar el pedazo de sandía para mi hermana y se lo di con una sonrisa.

- Toma.

Que mi hermana se cuidara sola,ya tenía suficiente cuando no podía librarme de ella y se dedicaba a molestarme sin motivo.Prefería cortar el cesped,además de que la máquina y yo nos llevábamos bien,no cómo con África...Me descojoné en su momento cuando parecía que la propia máquina era la que le daba ordenes a ella.

- En cuanto termine de desayunar y me espabile un poco,me voy a cortar el césped...Espero que no haga sol.

Eché azúcar en la otra mitad de la naranja e hice lo mismo que con la otra.El café me lo tomaría con más paciencia,ya que aún ardía.Si me pudiera fumar un cigarro...Pero me los acabé todos en la fiesta,o más bien los compartí...Tonto de mí.
Me quedé mirando a las dos hermanas y al cuchillo y después llevé de nuevo la mirada al café.

Me di la vuelta al oír a Ariadna- ¡Hija! no te estarás quieta... desde que te levantas...- la cogí por debajo de los hombros y la dejé en la silla- tengamos la fiesta en paz- me dirigí a África- vigila un segundo a tus hermanas ahora bajo yo- Salí de la cocina y subía las escaleras.

Me dirigía a mi habitación que estaba al final del pasillo cuando pase por al lado de uno de los baños y oí como el ruido de un grifo abierto. Abrí la puerta y ví como el grifo de la bañera estaba abierto, la bañera llena y sobrandose ya inundando las baldosas, Eso llevaba el sello de alguien ¡Ariadnaaaaaaaaaaaaa! ¡te voy a matar!

Observaba todo en la cocina y me aburría mucho. ¡Nadie me hacía caso! Hasta que por fin llegó mi hermanita de cinco años. Me puse a tamborilear otra vez en la mesita de la trona con una sonrisa de oreja a oreja.

La miré con espectación cuando cogió un cuchillo más grande que mi cabeza, yo quería también. ¡Quería hacer cualquier cosa que no fuera estar encerrada!

- ¡Aiana, Aiana, jugá, jugá!-chillé con una sonrisa mientras seguía dando golpes en la mesita.- ¡Quero jugá!

Sonreí a África cuando me cortó el trozo de sandía y me senté cerca de mi hermana pequeña mientras comía mi trozo de sandía.

- Ahora te liberaré - dije ya que ella estaba en la trona - espera a que me acabe ésto.

Fruncí el ceño cuando escuché a mamá gritar, acabé la sandía y tiré la corteza.
Liberé de la trona a Carmen y la bajé como pude, la cogí de la mano y empecé a caminar hacia las escaleras tirando de ella para ir con mi madre y ver qué pasaba.

Y de nuevo, el corazón me dio un acelerón cuando escuché a mi madre gritar. Miré a Ariadna mientas ella comía inocentemente su cacho de sandía ¿qué habría hecho ahora? ¿Qué locura de niña pequeña se le habría ocurrido ahora?
Terminé mi desayuno. Dejé la taza del café, el plato y el cuchillo de las tostadas en la pila y subí las escaleras junto a mis hermanas.
Me asomé por el baño, que estaba de paso a mi habitación y solté una risa por lo bajini al ver el panorama, pero no me quedé a ver la continuación, sino que fui rápidamente a mi habitación y allí puse el disco de Nimrod, de Green Day en mi minicadena, para recoger un poco el cuarto antes de limpiar y no aburrirme mientras tanto.

Terminé de desayunar y ví cómo todo el mundo corría hacia arriba al grito de mi madre.Algo había pasado,podía ser desde una cucaracha,hasta un dinosaurio u Obama ensayando un discurso en el espejo del baño,pero yo no quería perder mas tiempo y me fuí a cortar el césped,no sin antes coger una gorra por si hacía sol,recogerme el pelo en una coleta y ponerme mi Ipod.

Cuando ya estuve arranqué a mi amigo y empecé con la labor,cantando por lo bajo lo que escuchaba en mi Ipod,que en aquellos momentos era Longview,de Green Day,lo que me hacía saber que África había usado recientemente mi aparatejo,pero daba igual,a mí también me encantaba el grupo.

Llegué a mi calle con el coche después de un penoso día de trabajo. Las clases habían sido suspendidas porque los cuatro gatos que tenía como alumnos se habían ido de excavaciones con el otro profesor- lo imité con burla durante unos instantes- ya me podía haber tocado a mi..¡¡son mis alumnos!! Maldito hijo de su....

Tras aparcar vi a Leo cortando el césped, por fin el chaval estaba comportándose como debía, llevaba un humor de perros así que tampoco quería liarla parda...lo saludé con la mano.

Hola Leo- me encaminé hacia casa.

Metí el brazo en la bañera y me sobro entera de agua. Quité el tapón y me dirigí hacia donde estaba Ariadna. Vi que había soltado a Carmen, gruñí y me llevé las manos a la cabeza. Cogí a Carmen mojándola también y a Ariadna del brazo, tirando de ella hacia su habitación- Me tienes harta hija, ¡harta!- la metí en su cuarto y cerré la puerta- y que no se te ocurra salir, ya hablaremos cuando esté tu padre- Senté a Carmen en la parte del suelo que no se había mojado- y tú quietecita ¿entendido?- me puse a fregar cuando oí la peurta de la entrada- ¿Leo?

Me puse feliz cuando Ariadna me bajó de la trona-jaula y la seguí por la casa hasta subir las escaleras sin soltar su mano. Mamá estaba enfadada porque el baño estaba lleno de agua. Agarró a Ariadna por un brazo después de cogerme a mí.

Fue hasta el cuarto de mi hermana y la dejó allí dentro, luego volvió al baño y me dejó sentada en el suelo. Aunque yo estaba ya un poco mojada. Me tentaron las ganas de ponerme a chapotear allí dentro pero cuando ya estaba levantada, vi a papá entrar por la puerta para dentro.

- ¡Apá!-chillé y empecé a bajar las escaleras yo sola.- ¡Hoia apá!-exclamé cuando ya estaba en el piso de abajo mientras corría hacia él para que me cogiera en brazos.- Táz ponto hoy.