Charlita familiar

Las vacaciones se estaban haciendo insoportables, hacía calor, de repente llovía y nuevamente se repetía el proceso, no sabías cuando se podía salir y cuando no. Había conseguido que Leo se llevara a Ariadna a la piscina de la urbanización a cambio de una propina para alcohol y a saber qué guarrerias más, además estando en casa solo hacían que hiciera más calor. Le peque se encontraba en su cuna durmiendo y África estaba tirada en el sofá con el aire acondicionado a toda caña, cosa que su madre odiaba, si se quitase esos tintes tendría menos calor, seguro.

África hija, podrías hacer algo de provecho y salir a la calle...ahora que no llueve- me encontraba apoyado en el marco de la puerta que da al salón, con un helado en la mano.

Bajé las escaleras un poco más relajada ya que Carmen se había dormido de una vez. Mientras bajaba oí funcionar el aire acondicionado. Si esque no se iban a acabar las broncas en esta casa. Me dirigí al salón y allí estaba África tirada, vaya que raro

África ¿qué hemos dicho del aire? apagalo ya... y ya que te levantas sal un poco a que te de la luz del sol hija que pareces una vampira...- miré a Miguel ¿y tú no le dices nada?- me acerqué a él y le quité el helado- y no comas helados a estas horas... ques e te va a quitar el tipito cariño

Me encontraba tan tranquilamente en el salón, tirada en el sofá con el aire acondicionado refrescándome y salvándome de toda esa mieeeeerda de calor y quedándome medio grogui. Después de comer siempre me entraba esa morriña y no había quien me la quitase...
Bueno, sí, el cansino de mi padre.
Escurrí la cabeza hacia atrás en el reposabrazos para verle del revés, con cara indiferente y al poco rato llegó mi madre, protestando también con lo mismo. Apagué en aire acondicionado con el mando del mismo y me incorporé en el sillón.

- No voy a salir, sabéis que no tengo más amigos que mi propio hermano. -Respondí con un tono un tanto antisocial.- Y no pienso salir sola a la calle...

Enseguida llegó Catalina y me quitó el helado, MI HELADO- protesté- volví a cogérselo y seguí comiéndomelo tranquilamente, nadie me quita MI helado. Acto seguido miré a África que se había levantado y nos miraba molesta.

Hija, te he dicho mil veces que hagas amigos, seguro que alguno te caerá bien...

De pronto cuando Miguel dijo lo de amigos y acer bien me recordó que África ya tenía la típica edad en la que empezaba a hacer cosas más fuertes que darse besitos con el novio... tiré de Miguel para afuera y una vez estaba allí le dije

Miguel, creo que tenemos que tener "esa" conversación con África ya me entiendes...- le miré significativamente. Resoplé y le volví a quitar el helado- Y trae eso

- No. -Contesté rápidamente.- La gente del instituto es idiota, son todos iguales, no se atreevn a ser diferentes al resto por miedo a ser marginados. -Como me pasaba a mí, lo único era que yo tenía personalidad y ellos no, ellos solo se dejaban arrastrar por las modas y demás para caer bien al resto... ¿ser quien no eres para caer bien al resto? Pues para eso prefería estar sola.

Mamá tiró de papá fuera del salón y yo me encogí de hombros, acomodándome en el sofá.

Nuevamente perdí el helado de entre mis dedos y decidí pasar de él. En ese momento Catalina me habló de "la charla" me encogí de hombros, si ella decía que ya era hora, pues ya era hora...

Como tu veas, pero se ha vuelto a acomodar en el sofá- le señalé

Pues eso vamos a aprovechar- tiré el helado y fui a sentarme al sofá de enfrente. Miguel se sentó a mi lado- A ver, África, hija, llega un momento en el que hay tener una charla relativa a... bueno al sexo ya sabes... hay que tener cuidado y quizá quieras preguntarnos algo...

De pronto mi madre y mi padre volvieron al salón con una mirada significativa cada uno, o al menos con una cara que denotaba que querían hablar de algo. Mamá se sentó en el sillón que había delante del sofá y expresó en voz alta el tema sobre el que querían hablar... ¿¡SEXO!?
Mi cara pasó de una de indiferencia a una de sorpresa, pasando por el sonrojo.

- ¿Q-qué? No tengo ninguna duda... quiero decir que... yo... joder, que no quiero hablar de eso... ¿a qué viene esto ahora? ¿Es porque no quiero salir? Pues si es por eso no os preocupéis que con tal de no hablar de esto puedo irme ya mismo a dar una vuelta sola. -Contesté atropellándoseme las palabras, claramente nerviosa.

Miré a mi hija con otro helado en mano, este era de vainilla con chocolate, le di un par de lametones y me puse serio.

Es normal que no te guste habar de estas cosas, pero tu madre se empeña y bueno...preferimos que tengas las cosas claras hija- volví a mi helado.

Resoplé, tenía que haberme imaginado la reacción

A ver, África, hija, estas cosas es mejor hablarlas... luego te pasa como a mí y te quedas embarazada demasiado joven- sí, yo tenía un trauma con eso- mira... simplemente dejanos que te aconsejemos que debes hacer y que no... antes de que sea demasiado tarde... porque supongo que no lo es... eres virgen ¿verdad?

Vale que mi madre estuviese jodida por lo que le pasó con Leo, pero, joder, creía haberle dejado claro que yo era lo suficientemente responsable para hacer las cosas en su debido momento y sus debidas precauciones.

- Lo soy. -Le respondí, orgullosa de ello y sin tener ningún problema al decirlo.- Mamá, no voy a hacer nada hasta que no me sienta responsable y cuando lo sea tomaré sus debidas precauciones.

Que estuviese hablando con tanta naturalidad no significaba que no siguiese avergonzada...

Me terminé el helado y me sentí aliviado al pensar que no había llegado el día en que algún malnacido pretenda a mi delicada hija. Me quedé callado dejando que la Cata hiciese su trabajo.

Suspiré de tranquilidad y le pegué un codazo a Miguel... sería jodío... me estaba dejando a mi todo el trabajo

Bien pues... aclarado este punto... vamos a pasar al tema de las drogas... y el acohol... ¿tu sabes que el tabaco es malo verdad África? y que el alcohol te hace sentir muy bien pero que luego es peor...- temía que con esa idolatría que profesaba a su hermano al final acabase por meterse ella también con lo del alcohol

¡Me cago en...! ¡Y ahora me venía con el tema del alcohol y el tabaco!

- Mamá, ¿no crees que tengo dos dedos de frente? ¿Para qué me voy a poner a fumar? ¿Para intentar "impresionar" -hice las comillas con los dedos- a alguien? ¿Para decir "eh, mira qué mayor que soy"? ¿Y para qué voy a consumir alcohol, para lo mismo que el tabaco? -Enarqué una ceja, como si de verdad estuviese indignada con eso que me había dicho mi madre.- Pues no... no tomo nada de eso... no soy tan suicida como Leo.

Ahí tiene razón, el irlandés es un bala perdía, ha salido a tu ex- fijé la mirada en Catalina- Nuestra hija es lo bastante responsable como para saber que no debe aceptar vasos de extraños, ni subirse a los coches desconocidos y todas esas cosas...-sonreí

Suspiré y me di con la parte delantera de los dedos en la frente. Ya tenía que salir el tema del padre de Leo...

Es finlandés- me levanté con aire ofendido- bueno pues mejor será que como todos sois tan listos y os las apañaís sin ningún tipo de asesoramiento mejor me voya cocinar y a fregar que es lo mío- me fui a la cocina y comencé a fregar los cacharros de la comida... hay que joderse una intenta enseñar a los niños y resulta que ya vienen sabiendo... pues ya podían aplicarselo en el colegio ya...

Entonces mi padre salió en mi defensa, y la verdad es que lo agradecí bastante, ya que podía intentar todas las veces que pudiese que mi madre dejase el tema, pero hasta que mi padre no se metía en la conversación ella seguía erre que erre...
Ops... el tema de Leo, eso era lo que hacía que mamá desistiera, y así hizo. Se levantó del sillón y se fue a la cocina, pero me sentí mal y eso se notó en una mueca que hice.

- No me gusta que mamá se menosprecie de esa forma.

Me quedé en silencio cuando Catalina soltó aquello, el discurso de siempre que se sentía ofendida ¿ es que ya no podía decir lo que quisiera ni en mi propia casa? Suspiré.

Ya sabes como se pone tu madre, se le pasará, aunque deberías pensando en dejarme el sofá para esta noche...-intenté sonar gracioso

Logré asomarme a la ventana del cuarto de papá y mamá y vi que Leo estaba en la piscina. Me quejé intertamente, eso quería decir que su habitación estaba cerrada. Para una vez que estaba libre, él no estaba durmiendo como un tronco.

Me crucé de brazos, enfurruñada, y después salí de la habitación. ¿Qué podía hacer? Creía que Ariadna estaba durmiendo así que no tenía con quién jugar. Quizá con África...

Bajé al primer piso y vi que la puerta de la calle estaba entreabierta.

- ¡Calle!-chillé emocionada y corrí hacia allí alzando los brazos. Logré salir sin tocar la puerta y miré el jardín. Empecé a reírme a carcajadas mientras daba vueltas en el jardín.

Puse los ojos en blanco. Malditos viejos verdes, toda la vida pensando en que las depresiones, los malos humores o esas cosas se solucionaban con un buen polvo por la noche... no espera... ¿sería eso verdad?

- Esta noche estaré intentando conciliar el sueño en mi cama. -Estaré en el ordenador hasta las tantas de la mañana, pensé. Después vi que Carmen salía a la calle y señalé hacia la salida del salón.- Papá, Carmen se ha dado a la fuga.

Enseguida la escuché reirse felizmente por el jardín y suspiré, me levanté y miré a África- Si no puedes dormir esta noche, baja al salón, me vendría bien compañía- le sonreí y fui a por la trasto.

¡Eh! ¡Fugitiva! ¿Se puede saber qué haces? - estaba apoyado en el porche de brazos cruzados y mirándola fijamente serio.

Allí estaba yo fregando cuando por la ventana de la cocina vi a la niña andando por el jardín. Resoplé. Esque una ya no podía ni fregar tranquila. Salí al jardín y vi a Miguel ahí parado. No me gustaba estar enfadada con él pero no le iba a perdonar tan fácilmente. Suspiré y me dirgí a por la niña. La levante en volandas y le dije -¿Dónde crees que vas? ¿Tu no estabas durmiendo? ¿Eh?- sonreí y le dí un beso en la mejilla

Me paré en medio del jardín cuando escuché a papá hablarme.

- ¿Uitiva?-repetí... Em... A mi manera, como siempre. Luego reí y seguí corriendo en círculos por todo el jardín con los brazos levantados. Quise saber dónde estaba Leo, quería escucharle tocar la guitarra, pero como me imaginaba que estaba vagueando tirado a la bartola en la piscina pues era feliz corriendo como una loca por el jardín.

Entonces me vi en los brazos de mamá y me dio un beso en la mejilla, solté una risita aún con los brazos levantados y después los bajé.

- No, amá. Yo depieta, ¿Ónde tá Leo? ¡Guitaa!

Ahora que mi padre y mi madre estaban intentando calmar a mi hermana pequeña, Carmen, aproveché para irme a mi habitación a tocar un poco la guitarra acústica, ya que la eléctrica no me venía muy bien para componer.

Una vez en mi habitación, cogí la guitarra enfundada por el mástil y me senté en la cama con las piernas cruzadas, sacando el maravilloso instrumento y afinándolo.