De paseo.

Un día libre...¡Un día libre que me dan y me toca salir de compras con la niña! Qué injusta era la vida en época de crisis...en fin. Tras salir de casa, nos montamos en mi coche recien salido del taller, esperaba que a NADIE se le ocurriera la brillante idea de rayarlo o cosas por el estilo. Subí a Ariadna en el asiento de atrás y le coloqué el cinturón, asegurándome que no saldría por los aires y, sobre todo, que no se lo quitaría. Acto seguido me subí al asiento del piloto y arranqué el coche.

Bueno hija, me vas a prometer que te vas a portar bien hoy ¿Vale?- puse la típica voz de gilipollas que ponen todos los padres cuando hablan con sus hijos.

Ya estábamos conduciendo por la carretera cuando nos encontramso un atasco, estupendo, hora punta de almorzar, suspiré y puse el coche el punto muerto y puse la radio.

Estaba contenta ¡Iba a ir a comprar ropa!
Papá me subió al coche y me puso el cinturón, yo estaba entretenida con un chupa-chup de fresa en la boca.
Pensé una buena táctica, me portaría bien hasta que estuviéramos en el coche de vuelta ya que si no me podría quedar sin ropa, hoy tenía ganas de liarla parda, como siempre.

- Vale papá - dije con mi vocecilla mientras miraba por la ventana.
Entonces vi que habían muchos coches y mi padre puso la radio, supuse que era para pasar el rato.
- Papá, ¿Por qué hay tantos coches? - pregunté y por error se me cayó el chupa-chup encima del asiento.
Lo cogí enseguida y no se notó nada solo que ahora había quedado enganchoso.
Me lo volví a meter en la boca como si nada.

Mirase donde mirase había coches, qué engorro, ¡odiaba los atascos!. En la radio estaban haciendo el programa de Andaya de los 40 principales, al menos tendríamos un poco de entretenimiento.

Enseguida Ari empezó a preguntar sobre los coches, la verdad es que teníamos un jaleo impresionante y me estaban poniendo de los nervios.
Pues porque la gente no sabe organizarse y quieren ir todas al mismo sitio al mismo tiempo...pero ahora mismo se irá, no te preocupes hija.

Me hundí en mi sillita, ahora teníamos que esperar. Seguí con el chupa chup en la boca hasta que se me acabó. ¡Ahora tenía que estar todo el rato con el palito en la mano! Qué rollo...
Pero tuve una idea.
Piqué al botón que había en la puerta y la ventana bajó, tiré el palito y sin querer le di al coche de al lado.
Me hice la sueca y sonreí al conductor pero pareció un poco cabreado.

Joo... solo es el palo del chupa-chup, no es tanto... - pensé.

En el momento que Ari bajó la ventanilla me giré alterado. ¡Pero Ariadna qué haces!- típica pregunta obvia de padre- No subas la ventanilla que entra polvo (?)

Subí la ventanilla mientras el conductor de al lado le dedicaba unas miradas feas a mi niña, bajé la del copiloto y le miré igual, a ver quién aguantaba más.

El señor seguía mirándome mal pero yo decidí ignorarle y sonreírle, cosa que parecía cabrearle aún más.
Después mi padre y el señor se estaban mirando durante un largo rato. Ese era el momento en que dices "Si las miradas matasen... mi padre y el señor ya estarían muertos..."
Alcé las cejas al ver tal acto, me encogí de hombros y me acerqué al bolsillo que había delante del asiento y cogí otro chupa chup.
Le quité el papel y volví a abrir la ventana -que mi padre había cerrado- y tiré el plastiquito dándole otra vez al coche de al lado y dedicándole otra sonrisa al señor.

Me di cuenta de lo que estaba pasando pero no me dio tiempo a reaccionar, el atasco cesó y pudimos seguir avanzando, volví a subir la ventana de atrás y la bloqueé.

Ariadna eso que has hecho no ha estado nada bien, ¡le podías haber sacado un ojo!

Avanzamos, el atasco se desatascó un poco y boté un par de veces impaciente por ir a las tiendas.
Hice un puchero por lo que dijo mi padre.

- Perdón - musité.

Después hice la típica pregunta de niño que va en coche:

- ¿Queda mucho?

Avanzábamos a una velocidad buena, no había ya coches por la carretera cuando nos estábamos acercando a la zona comercial¡por fin!

Ya estamos, cariño- dije maniobrando por las calles buscando aparcamiento.

Finalmente llegamos y encontré aparcamiento bueno, cerca de la entrada, aparqué sin problemas y paré el coche, desenchufé la radió y fui a desatar a la niña. Vamos, baja

Llegamos y mi padre aparcó el coche. Me mordí el labio otra vez impaciente y papá me quitó el cinturón.
Bajé de la sillita y esperé a que mi padre cerrara el coche para ir dando salitos por delante de mi él mientras me dirigía a la entrada del centro comercial.

- ¡Vamos, papá, vamos! - le dije.

Tras salir, cerré el coche magnéticamente y fui detrás de la niña. Corría por la calle en zig-zag, cosa que nunca he entendido muy bien.

Ey, lleva cuidado con los coches y no corras tanto- ni puto caso- ¡Ariadna! ¡Ven aquí!

Escuchaba a mi padre chillar pero yo seguía con lo mío. Iba corriendo me paré en la entrada del centro comercial.

- ¡Va papá! ¡Qué lento eres! - chillé al verlo un poco lejos.

De mientras que le esperaba a que se acercara un poco más daba unos cuantos salitos de emoción y cuando ya estaba más cerca me puse delante de la puerta y ésta se abrió sola.
Entré y me recibió el fresquito del aire acondicionado.

Llegué con la niña y la levanté hasta ponérmela sobre los hombros, con cuidado de que no se comiera la puerta.

Ale así no te escaparás- sonreí y la sujeté bien por las piernas mientras avanzábamos hasta las tiendas de ropa. A ver, ¿a cual quieres ir?

Reí cuando mi padre me puso encima de él y me cogí a su pelo solo para sentirme segura, no tiraba con fuerza ni nada.
Miré por encima y señalé una que me llamó la atención.

- ¡Ésa, ésa! - dije mientras movía las piernas y hacía que le diera pequeños golpes a papá, pero tampoco lo hacía fuerte, no quería hacerle daño, no tenía tan mala intención.

La niña señaló la tienda más cara, había salido a su madre, como no...Pues nada, sin más remedio, pues yo le había dicho que eligiera, entramos en esa tienda de ropa de niñas, nada pomposa.
Una vez entramos, bajé a la niña y nos pusimos a mirar camisetas de esas modernas de hoy en día pero sin que parezca una puta. No tardaron en echarnos el ojo y vino una señora.

Buenos dias, señor, oooh que niña mas mona- se le acerca- estaban buscando ropa para ella verdad? pues tengo aquí unos modelitos- coge a la niña de la mano y se la lleva, pasando de mi

Pero...oiga...-suspira- odio ir de compras

Estaba feliz mirando camisetas por mí misma hasta que una mujer me cogió de la mano y me llevó con ella, la seguí hasta que me enseñó más prendas y vestiditos.
Abrí los ojos cuando una prenda me llamó la atención.
La cogí con mis manos y miré a la señora con una sonrisa que daba a entender muchas cosas. Me volvió a coger de la mano y me llevó al probador.
Me puse aquel vestidito azul que acababa de coger y de pronto la mujer empezaba a traerme más ropa chulísima.

Seguí a Ariadna hasta el probador y vi a la señora llevándole ropa de la más cara. No podía permitirlo, le compraría dos de esos que se estaba probando y listo...

Ariadna hija, ve eligiendo el que te guste, que tenemos prisa....- miré de reojo a la dependienta con cara de" has perdido"

Miré con pena a papá.

- Pero papá, que habíamos venido expresamente aquí para comprar. No tenemos que hacer nada - dije.

Cogí los dos vestidos que me había probado ya y que me habían encantado. Después me puse unos pantalones y una camiseta, todo vestidos no podía ser.

- Ésto también - pensé y lo puse junto a los dos vestidos que íbamos a comprar.

La señora tan amable me cogió otra vez de la mano y me empezó a enseñar faldillas.

Eso eso, hágale caso a su hija, es fiesta no? usted trabaja muchoo? parece ser un buen padre de familia señor...-se fue con l niña- Mira guapa, estas te vendrán de perlas, coge todas las que quieras y pruébatelas- le brillaron los ojos a la señora.

Maldita vieja chocha...-dije bajito- Ains...Ariadna no te pases mucho ¿vale? tu madre nos matará...

Asentí a lo que dijo mi padre.
No me iba a pasar, solo iba a coger lo que me gustaba. (xDDD)

- A mamá también le gusta comprar. No tiene porqué pasar nada - dije mirando las faldillas.

Me acabé cogiendo dos, una negra y otra tejana.
Dos vestidos, dos faldas, una camiseta y unos pantalones.

Acabé cogiendo otra camiseta de la Hello Kitty y otros pantalones cortos.

Cuando vi todo lo que Ariadna había cogido casi me da un espasmo, fuimos al mostrador obligándola a no coger nada y asegurándome que no era la misma dependienta quien nos cobraba, afortunadamente terminaba su turno.

La dependienta nos lo puso todo en una bolsa y cogí a la niña para salir de esa tienda infernal lo antes posible. Volví a subir a Ariadna sobre mis hombros para asegurarme de que no se me escapaba.
Espero que estés contenta hija, no vas a comprar más ropa hasta que tengas la edad de tu hermana...

Papá me sacó de la tienda pagando toda la ropa, yo ya estaba contenta.
Me puso otra vez sobre sus hombros.
Ignoré lo que dijo mi padre, yo necesitaría más ropa si tenía el tamaño de África, era ella bastante más alta que yo.

- Después se lo enseñaré a mamá - dije feliz.

Seguimos paseando por el centro comercial, viendo escaparates y demás sin encontrar nada interesante. Fuimos a un puesto de golosinas.

Ari,¿ te apetece algo?- cogí una bolsa de pipas para ver la película de la tarde.

Asentí con la cabeza mientras miraba chuches.
Cogí una bolsita y las pinzas y metí dentro nubes.

- Una para la tata África, otra para tata Carmen, otra para tete Leo, otra para mamá, otra para papá y dos para mí - dije mientras metía en voz alta las chucherías.

Le di la bolsa a papá para que pagara.

Cogí un paquete de chicles también, las pipas y la bolsitas de nubes de Ari, las puse en el mostrador y las pagué. El dependiente me lo dio todo en una bolsa y seguimos andando, esta vez con Ariadna de la mano libre que me quedaba.

A ver...¿que te apetece hacer ahora hija?